Kalinka

El eco de una voz masculina llegaba a mis oidos desde el salon donde todos lucian su ego y avaricia,
ya estaba tarde y el aire impregnado con un leve olor a vodka me embriagaba lentamente, el frio era terrible en esta epoca del año, pero aun asi yo estaba sentado fuera del salon, esperandola, con mi ropa de invierno, mi ushanka, mis guantes, la bufanda, un par de medias limpias y muchas ansias de verla.

Apesar de todo el tiempo que llevaba aguardando su llegada, mis esperanzas de verla no se morian, allí mientras observaba la calle empedrada, se me llenaba el pecho de orgullo al pensar en mi pais y en cuanto lo queria, aprete con fuerza entre mi mano derecha la medalla que colgaba de mi abrigo gris y de repente mis ojos se llenaron de lagrimas, no solo por el amor que le tenia a mi patria, tambien fueron lagrimas por ella, aunque habia tratado de permanecer frio y no dejarme afectar por su ausencia, ya sentia como esos sentimientos se algopaban en mis ojos y en mi garganta...pero no deje las lagrimas correr, no es de hombres llorar, ya estaba roto, ahora los minutos si se extinguian con mi esperanza y ella no llegaba.

habian pasado ya varios años sin verla, años añorandola, en los que solo tenia que conformarme con leer sus cartas, despues de esos largos años de invierno, lo unico que queria era abrazarla, todos adentro en el salon se divertian y pasaban buen rato y yo aqui, esperandola...

ella era rubia, sus ojos azules eran grandes y bellos, su piel suave como terciopelo y blanca como porcelana, sus labios finos casi como si hubiesen sido dibujados por una habilidosa artesana con un pulcro pincel, su silueta era cautivadora y me encantaban sus proporcionados pechos y curvilineas caderas, me gustaba tanto su hermosa voz y la forma en la que movia sus lindos y finos dedos...

¿Donde estas?, ¿Por que no llegas?, solo me queda susurrarle al viento... Te amo ¡Kalinka!.

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